Una gran familia

Cuando vine por primera vez a Confidentia, el edificio que ocupábamos en ese entonces era la mitad de lo que es ahora. Y por supuesto no había Santuario todavía. Sin embargo, desde allí, la rama de madres invitaba a encontrarnos para compartir con otras madres, reflexiones, ruedas de alianza. También organizaba retiros por el día en Florencio Varela.  Y yo aceptaba la invitación e iba feliz a Confidentia porque sabía que de ahí salía renovada, entusiasmada, en paz. Sin darme cuenta la “fuerza de la alianza” se manifestaba. Hasta que llega el año 95, el gran acontecimiento, cuando en Confidentia nace el Santuario. Esto hizo que todo lo que se venía dando se potenciara y multiplicara. Y una enorme corriente de gracias se derramó sobre Confidentia, corriente de gracias que llega hasta hoy y que se manifiesta a través de la cantidad de actividades que allí se realizan. Y no sólo eso, sino también la cantidad de peregrinos que pasan por ahí día a día. 

Retiros, charlas, talleres, rezo del rosario, adoración al Santísimo, alianzas, misas, envío de misioneros, desayunos, ferias. Todo esto sucede hoy en Confidentia.

Esta enorme corriente de vida pasa hoy por allí. Sin duda esto sucede a partir de ese intercambio de corazones, bienes e intereses con la Mater, que con nuestro granito de arena, nuestro aporte al capital de gracias, Ella transforma en gracias y bendiciones para todos sus hijos. 

Hice mi alianza con la rama de madres en el año 87. Así que tengo muchísimos años de aliada y desde entonces vi y sigo viendo cómo Confidentia sigue creciendo año tras año. Y así, fue como empecé a sentirla como mi segundo hogar. Amo Confidentia y amo todo lo que ahí sucede. 

Confidentia es una “gran familia” cuya cabeza es la Mater. ¡Ella nos convoca! 

Son tiempos difíciles los que vivimos, pero nosotros tenemos la enorme bendición de tenerla en el Santuario en el medio de la ciudad, justo en el medio del caos de la vida diaria. El “Nada sin Ti nada sin nosotros” cobra vida más que nunca. Podemos ir y depositar nuestra vida misma en sus manos y renovar fuerzas, para seguir andando y confiando plenamente en su presencia con la certeza de que jamás nos abandonará. 

Siempre digo que “la Mater no se deja ganar en generosidad”, porque ha multiplicado los corazones que hoy forman parte de esta gran familia que es Confidentia. ¡Estoy segura de que somos muchísimos los que podemos dar testimonio de esto como de tantas y tantas bendiciones recibidas!

¡Solo queda por decir un enorme “GRACIAS CONFIDENTIA” por todo, por siempre estar con las puertas generosamente abiertas! 

Matilde Garcia Piñeiro 
Rama de madres